viernes, 30 de enero de 2015

CAPILEIRA-CUMBRE DEL VELETA (AGOSTO 2014)


Sierra Nevada, venir aquì ya es un ritual, forma parte de mi rol ciclista al igual que Santiago, escuchar una mencion a estos destinos hace que me ponga a fantasear y acude a mi el deseo de vivir nuevas aventuras...

Llegar a Trevèlez no fue sencillo debido a las curvas(las peques lo pasaron mal)pero una vez llegados el pueblo es agradable, el entorno ofrece oportunidades y si quieres un plato de jamon del bueno pues estas en el sitio. Nos instalamos en el camping que hay cerca de la localidad, alli conocemos a los dueños, una pareja muy simpàtica y con una vida interesante de esas que se salen de lo habitual...
Entre baños en la piscina, excursiones y juegos con las peques voy buscando momentos para la
bici, no me cuesta encontrarlos gracias a la infinita comprensiòn de Luisa, siempre ayudandome a cumplir mis ilusiones.



Dos dìas despuès de reconocer la carretera que va desde Trevelez a Capileira decido que me lanzarè hacia la cumbre desde Capileira y no desde Trevelez como tenìa pensado en un principio. Me desplazo con el coche y consigo ponerme en marcha sobre las 0900 de la mañana despues de tomar un cafè...








...los primeros metros son siempre una incognita, no sabes como va reaccionar el cuerpo y lo cierto es que llevo un par de años esperando este momento asi que no me gustarìa fallar, me lo tomo con tranquilidad, parece que esto funciona. Voy ganando metros entre bosques de pino y en una de las incontables curvas de herradura me encuentro allì abajo Capileira, impresiona lo ràpido que se gana altura. Lentamente los àrboles se marchan y el viajero ciclista pronto se encuentra rodeado de lo que podrìa llamarse la antesala del cielo: la roca, la luz, el viento y el horizonte se adueñan de los sentidos.... Continuo mis andanzas a golpe de pedal y llego al Alto del Chorrillo, la vez anterior que subì aqui lo hice en el autobus que ahora contemplo y cuyo conductor amablemente se ofrece a hacerme un par de fotos. En aquella ocasiòn estos paisajes los contemplè desde una perspectiva bien distinta, el rendimiento como meta, como objetivo final siempre me ha seducido pero aqui, al igual que ya me ocurriò en el 2010 haciendo Roncesvalles-Santiago, sientes que debes dejarte empapar por el silencio, degustar las vistas, los olores, paladear la quietud, la inmensidad... siempre supe que cuando volviese a hacer este recorrido lo harìa sin prisas.
Seguimos:





Estoy plètorico, el mal de altura que en otras ocasiones me castigò notablemente esta vez tambien hace acto de presencia pero de forma muy leve al llegar a los 2700ms de altitud asi que me lo tomo con calma. Paro a descansar con frecuencia, hablo con algunos senderistas y me ocupo de retratar alguna brizna de tiempo para luego recordar y compartir. La escapada continua y tras dejar atràs la Hoya de la Mora aparecen los primeros neveros, sueñan agua que lava mi frente, mis manos, mi alma. El refugio de la Carihuela ofrece charla amiga y unos pastelitos de miel muy ricos, buena gente la montañera y todo ello en un dìa sin frio ni calor, un dìa perfecto!!





Corono entero sin cansancio alguno, toca respirar despacio, observar, oir, disfrutar y maravillarse una vez màs de lo bello de esta cumbre dura pero accesible para el ciclista, un dìa fantastico, una ascensiòn absolutamente adictiva iniciada esta vez desde Capileira. Me enamoro una vez màs de este sitio, cumplo con los rituales y prometo, si nada lo impide, volver pronto...






Como punto final a este pequeño relato añadire que venir aquì con tranquilidad, disfrutando de la familia, del deporte, de los paisajes y la fotografìa, hicieron que valorase de nuevo con fuerza aquel lema que me acompaña ya desde hace unos años, asì que ya sabèis amigos: "Despacito pero lejos..."

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